viernes, 11 de mayo de 2018

Recorrer Islandia en furgoneta, la opción más económica.


Si estás pensando en recorrer Islandia en furgoneta, lee nuestro viaje. Ya de entrada os comentamos que los gastos totales para dos personas durante siete días han sido de 1700€ aprox. Creemos que es un precio bastante low cost para un país tan caro, pero también os decimos que no hemos comido en restaurantes y hemos cocinado en campings la mayoría de las veces. 

Día 1
Viajamos con Norwegian en el vuelo de las 6am, así al llegar a Islandia podíamos aprovechar el día. Nada más llegar al aeropuerto una furgoneta nos llevó al punto de recogida de nuestro vehículo alquilado. Elegimos la opción de la Campervan Play ( www.campervaniceland.com) porque era la más económica y tenía todo lo que necesitábamos: una cama donde dormir, utensilios de cocina con Fairy y todo, calefacción y dos confortables sacos y mantas. Por si las moscas, elegimos el seguro Premium que cubría prácticamente todos los desperfectos de la furgo. Ahora bien, es caro y creo que con el seguro de grava habríamos tenido suficiente.

Según recibimos nuestra furgoneta y tras hacer una compra en un supermercado Bonus (los más económicos de Islandia) nos fuimos rumbo al Círculo Dorado, empezando por Pingvellir, un parque nacional situado al este de Reikiavik. Se trata de un valle escarpado formado por la separación de dos placas tectónicas. Precioso.
Tras dar un paseo por allí, con cascada incluida, nos dirigimos al siguiente lugar de nuestra ruta: Geysir, donde se puede encontrar el geyser más antiguamente conocido. Aunque éste dejó de emanar agua, se encuentra al lado del Stokkur, que arroja agua cada cinco minutos, para regocijo de los turistas que allí nos agazapamos.
Y de allí nos dirigimos a ver la catarata Gullfoss, impresionante, aunque hacía demasiado frío para permanecer mucho tiempo admirándola.
Intentamos ver esa misma tarde el crater del Kerid, pero la intensa lluvia hizo que no permaneciéramos mucho tiempo y decidiéramos regresar al día siguiente.
Pasamos la primera noche en el camping de Selfoss, uno de los pocos abiertos en esta época del año, super cómodo y con una cocina gigante en la que preparar la cena. Muy recomendable este lugar.

Día 2


Amanecimos en Selfoss y una charla durante el desayuno con una pareja cubana, trastocó nuestra idea de itinerario. En primer lugar volvimos al volcán Kerid, esta vez sin lluvia y con un sol de justicia. Por consejo de esta pareja, nos dirigimos a Fludir donde se encuentra un de los lugares que más me gustó del viaje: Secret Lagoon. Se trata de unas termas en un lugar privilegiado y no muy masificadas. Además, el precio de entrada nos pareció muy razonable, en comparación con la famosa Blue Lagoon: 25€ por persona.

Tras un baño reparador, nos dirigimos a la cascada de Seljalandsfoss. Personalmente fue la que más me gustó de todas las que vi, ya que se puede recorrer por detrás y ese paseo merece la pena. Sesenta metros de agua que caen ante tus narices, hay que ir preparado para mojarte, pero vale la pena!
De aquí pusimos el rumbo hacia la cascada de Skogafoss. Os recomiendo subir las escaleras para ver las vistas de arriba y dar un paseo en la ladera del río. Esa noche dormíamos en Vik y, aunque el camping estaba cerrado pudimos aparcar la furgo y dormir allí.




Día 3

Por la mañana, como llovía bastante y no teníamos lugar donde cocinar fuimos a desayunar al bar de la gasolinera de Vik, Vikurskali, donde puedes tomar una hamburguesa con patatas por unos 10€, nada mal para ser Islandia.

Ya con el calor de una comida caliente en el cuerpo y tras decidir que no haríamos el trekking en los glaciares con ese día, nos fuimos a visitar Dyrholaey y la famosa playa de arena negra. Para hacer la foto panorámica que habréis visto infinidad de veces, tenéis que tomar un camino que hay a la derecha y que está indicado únicamente para todoterrenos pero en realidad mirando bien se hace fácil con la camper.

También estuvimos en en la famosa pared de basalto de Reynisfjara y caminando por esa playa absolutamente fascinante. Creo que es la playa más bonita que he estado en mi vida.
Nos dirigimos al camping de Skaftafell porque sabíamos que aunque estaba cerrado, tenía las facilidades abiertas, como duchas por 500 coronas o el baño. Hicimos una parada en una cueva muy bonita, pero es que a cada paso te dan ganas de parar para ver algo.
Dormimos en Skaftafell un poco decepcionados porque no habíamos podido hacer el trekking en el glaciar pero conformes con adaptarnos a las inclemencias del tiempo.




















Día 4
Hay un dicho islandés que dice que si no te gusta el tiempo que hace esperes cinco minutos. Eso lo sentimos en nuestra piel el cuarto día del viaje.
Lo primero que vi cuando me desperté fue el tremendo glaciar de Vatnajokull y un solazo que parecía la costa valenciana. Así que me apresuré a ver si había alguna excursión disponible y justo había una una hora y media después. Desayunamos en el camping con nuestro ya miembro de la familia, el hornillo, y nos dirigimos al punto de encuentro: el centro de visitantes de Skaftafell.
Habíamos contratado la excursión con Mountain Guides y nos recibió nuestro guía, Chris, que nos tomó la medida de nuestro crampones y nos dio un piolet. Ahí tomamos un microbus y diez minutos más tarde estábamos  a los pies del glaciar Svinafellsjokull. La sensación de tener ese gigante blanco ante nosotros es indescriptible. Hicimos la ruta de tres horas porque no nos daba tiempo a más, ya habíamos alterado nuestra ruta, pero nos quedamos con ganas de más.

Terminada la excursión, hicimos una parada en la bonita iglesia de Hof y continuamos viendo los lagos glaciares y la majestuosa playa de los diamantes en Jokurnalson. Aquí merece la pena dar un paseo por la playa y fotografiar los icebergs de distintos tamaños.
Esa noche dormimos en el camping de Hofn que, aunque no era ninguna maravilla sí estaba abierto.


















Día 5


Desde Hofn, volvimos de nuevo a la playa de los diamantes, (haciendo compra en un supermercado Netto, la otra gama low cost de supermercados de Islandia) ya que nos gustó tanto que quisimos volver a verla, esta vez bajo un agradable sol que cambió bastante el paisaje que vimos el día anterior, con los bloques de hielo mucho más pequeños. Tanto el lago glaciar como la playa, nos pareció que tenía más encanto con el día nublado, aunque sea como sea, es espectacular.
Nos subimos a la camper para seguir con nuestra ruta, como teníamos bastantes kilometros por delante, quisimos tomarnos el camino con calma y disfrutar de los magníficos paisajes que te ofrece Islandia.
Una de nuestras paradas obligadas fue al lado de unas montañas nevadas que llegaban hasta el mar. Justo al lado, había una silla roja anclada a unas rocas donde se puede todo lo que te rodea, además de ser algo curioso.
De camino íbamos contemplando (y parando cada vez que el paisaje lo requería) los campos de lava, las magníficas montañas, las manadas de Renos y los pueblecitos pesqueros como Djupivogur y Seysdisfjodur.
Dormimos en el camping de Egilsstadir, un buen lugar para darse una ducha y descansar antes de seguir con el viaje. Como es habitual en Islandia, el camping tiene una "honesty box" donde dejar el coste de la estancia.


Día 6
La siguiente parada era Myvatn, así que, después de desayunar tranquilamente en el camping, cogimos la camper y seguimos con nuestro viaje. Sus aguas termales era el gran premio que nos esperaba a nuestra llegada, pero antes teníamos unas cuantas paradas que hacer. La primera de ellas fueron las cascadas de Detifoss y Selfoss. Llegamos hasta ella tras unos 600 metros caminando por la nieve, a pesar del viento frío, mereció la pena el paseo.
La siguiente parada, para nosotros imprescindible, eran los campos de azufre de Hverir. Los colores de la tierra, el humo saliendo de la tierra y pequeña montaña sin nada de vegetación le dan un toque especial al lugar.
Después fuimos a una de las localizaciones de películas y series más famosas de toda Islandia, la cueva de Jon Snow. Y por fin, llegamos a nuestro ansiado premio, los baños termales, un lugar con encanto y bastante más barato que el Blue Lagoon, la entrada nos costó 35 euros por persona.

Al final del día, llegamos a Akureiry donde dormimos en el camping Hamrar, por suerte, estaba abierto y las instalaciones fueron de las mejores que vimos en todo el viaje, cocina, duchas y un amplio salón para cenar tranquilamente.


Día 7
Se acercaba el final de nuestro viaje, nos quedaba poco tiempo, muchos kilómetros y algunas cosas que ver. Dimos una vuelta por la ciudad y contemplamos las maravillosas vistas que ofrece, la carretera de entrada a la ciudad por en medio del mar, es una auténtica gozada. De Akureiry a Reikiavik hicimos algunas paradas por el camino. Una de ellas fue en Glumbaer, para ver unas casitas con césped en el techo, en una de ellas, había un pequeño museo. El lugar tenía un encanto especial.
Paramos en una ciudad costera llamada Blonduósbaer, desde donde hacían excursiones para ver focas.
Poco más hasta la capital, pero decir eso en Islandia es obviar la gran belleza que ofrece cada kilómetro que recorres. Para entrar a Reikiavik hay que pasar por un peaje que cuesta poco más de 8 euros. Vimos las zonas más típicas de la ciudad, pero el cansancio y el frío con la que nos había recibido la capital hizo que nos fuéramos relativamente pronto a dormir.
Esa noche dormimos en uno de los campings de la ciudad. Con mucha pena, hicimos nuestra última noche en Islandia.

Día 8
Reikiavik despertó a -2 grados, cogimos nuestra furgoneta para devolverla en el punto indicado y nos llevaron al aeropuerto. Nos fuimos de Islandia con la sensación de haber vivido unos días increíbles en un país maravilloso, nos quedamos con ganas de más y con la idea de que volveremos algún día.



Gracias Islandia.

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